Esta “cena solidaria” organizada por el grupo de voluntarios samaritanos de nuestra parroquia tiene como finalidad “despertar la solidaridad compasiva, dar a conocer lo que hace el grupo de voluntarios samaritanos, recaudar fondos y pasar juntos un rato agradable teniendo como protagonista la caridad para con nuestros hermanos más necesitados”
La “cena solidaria” lleva un trabajo de preparación y disposición de mesas, sillas, decoración del espacio, preparación de alimentos, regalos para la rifa gratuita que se realiza en la cena, venta de tickets, buscas a artistas para que participen gratuitamente en la cena y más detalles. Mucha es la gente que ha colaborado en el éxito de esta noche de solidaridad: las mujeres y los jóvenes de los talleres luz de esperanza, jóvenes que han participado en la preparación, profesores del Cebe San Francisco, artistas que han colaborado y el grupo de voluntarios samaritanos y la gente que han participado en esta noche. Cada uno y todos hemos arrimado el hombro para que sea una noche solidaria en la que estamos llamados a trabajar por un mundo más humano, igualitario y fraterno.
¿Cómo transcurrió la programación de la noche?
El equipo de cocina desde bien temprano estuvo ahí preparando la rica y sabrosa cena: pollo al horno, arroz tres delicias y yuca.
Dos voluntarias samaritanas fueron recibiendo a los participantes en la cena, dándoles la bienvenida y poniendo la solapera.
Los servidores de mesas fueron sentando a los comensales en las distintas mesas. Cada servidor de mesas conocía las mesas en las que debía servir.
Una vez los participantes estaban sentados en la mesa, iniciamos la programación de la noche. Los presentadores dieron la bienvenida a todos dando paso a un video en el que se explicaba quien eran los samaritanos, qué hacían, qué proyectos llevan, qué actividades se realizan para recabar fondos y cuáles son nuestros aliados estratégicos. Finalizó esta presentación con muchas imágenes con un gran aplauso por parte de todos.
Luego, se entregaron las “constancias de vivienda” a ocho beneficiarios de distintos barrios de la ciudad, dos beneficiaros en nombre de todos dieron las gracias por la vivienda segura, saludable y digna. Sus palabras y sus lágrimas de emoción contagiaron a los que estaban presentes en la cena.
La cena comenzó a servirse de forma ordenada y rápida. Mientras se cenaba, los presentadores fueron animando con comentarios y anécdotas graciosas; actuaron un grupo de jóvenes con dos bailes muy bien armonizados contra la violencia de género y la necesidad de un nuevo orden de paz en las relaciones. Un joven de la marina de guerra interpretó varias melodías acompañado por un profesor conocido por todos, el padre de un niño de la escuela especial tocó la trompeta (una interpretación muy buena y aplaudida por la asamblea) y entre actuación y actuación se rifaron de forma gratuita “regalos” elaborados en los talleres de costura, manualidades, bordados y pintura.
Otras actuaciones que alegraron la noche fue el baile de saya por voluntarios samaritanos y el baile marinera por un niño especial acompañado por una profesora, momento muy emotivo que despertó un gran entusiasmo por todos, valorando el esfuerzo que se hace en la Escuela Especial San Francisco.
La noche la finalizamos con el canto “Yo quiero ser el Buen Samaritano” cantando e interpretado por todos los voluntarios samaritanos y finalmente por todos los participantes en la cena solidaria: “todos somos samaritanos y queremos ser como el Buen Samaritano para construir un mundo más humano, en el que para ello hay que mirar, acercar, sentir, acoger, unir manos y construir juntos la hermandad”.
La gente se fue retirando y nos quedamos un buen número de jóvenes y no tan jóvenes a retirar mesas, sillas, barrer y dejarlo todo en su sitio. La noche era fresca, cansados y llenos de satisfacción nos marchamos cada uno a nuestra casa, agradecidos por tanta generosidad que ha hecho posible la realización de “la cena solidaria”.
Nos queda una noche llena de rostros: los que se sentaron en las mesas, los que sirvieron las mesas, los que estaban detrás preparando a todo detalle la comida, los vendedores de gaseosas, los artistas que nos dieron a conocer sus talentos y tanta gente que nos brindó su apoyo. También los rostros de los beneficiarios que recibieron su acta de entrega de vivienda, ellos representaron a tanta y tanta gente necesitada que vive en nuestros pueblos. ¡Ojalá nos sirviera para hacer un mundo más solidario, justo y fraterno! ¡Dios lo quiere y nosotros también! ¡MANOS A LA OBRA!.