Me llamo Blanca Érica Souza Fababa, tengo 36 años, pertenezco al grupo de voluntarios samaritanos desde al año 2011, un mes después de su constitución. Decidí pertenecer a este grupo tocada por la necesidad de las personas damnificadas por la creciente del rio Ucayali, puesto que muchas familias se vieron tan afectadas que urgía una ayuda humanitaria y solidaria. Por eso decidí darme tiempo para atender y acompañar a las personas más necesitadas en el reparto de alimentos, ropa y medicinas.
Dentro del grupo samaritano soy “visitadora”, esto es, juntamente con otras voluntarias vamos a visitar a las familias más vulnerables para conocerlas en el lugar, detectar sus necesidades y acompañarlas. Cada visita es un aprendizaje para mí. En realidad, aprendemos mucho de la gente humilde. Al palpar su necesidad comenzamos a valorar más lo que tenemos y se despiertan en nosotros sentimientos de compasión por el prójimo.
Me siento contenta de dar mi tiempo, mis talentos y habilidades en todo lo que se organiza en el grupo samaritano. Lo cierto es que estar en el grupo y palpar la pobreza de mi gente, me ha cambiado mi forma de mirar la vida y las personas. Siento que tengo un compromiso con los más pobres.
Tengo un sueño que creo que es compartido; el contar con un albergue para niños y adultos mayores, así como que el grupo de voluntarios samaritanos crezca y podamos llegar a más gente que pasa necesidad. Yo tengo una máxima que suelo repetir, ”comando nunca muere”.
Gracias…