Amigos de la Asociación, soy José Reynaldo, probablemente el mayor de todos, pero estoy contagiado de aquella juventud que frecuenta el grupo. Respecto a mi permanencia, si mal no recuerdo, creo que soy uno de los “fundadores”, allá por esos tiempos de marzo del 2011, es decir, los 7 años que tiene el grupo Samaritano.
Por aquellos años, nuestra parroquia iniciaba una nueva era que marcó historia y me marcó fortaleciéndome como cristiano y encontrando una razón mayor para seguir apoyando, no de manera esporádica, sino de manera permanente. La iglesia necesitaba del apoyo de sus fieles. En ese entonces surgió un nuevo líder que organizó de tal manera que convocó a sus fieles a integrarse en diferentes grupos.
Uno de ellos y el primero en crearse fue el grupo Samaritano, grupo que marcó de cierta forma mi formación religiosa con mayor entrega y voluntad, entregando y dedicando el tiempo a familias y personas necesitadas en aquellos momentos de crisis, donde un sin número de familias eran despojadas de sus viviendas por la crecida del Rio Ucayali, dejándolas sin sustento alguno. Y tuvieron que salir de sus caseríos o pueblos, acudiendo a la ciudad capital de la provincia, Contamana, para ser albergados en diferentes instituciones educativas, donde recibían alimentos entre otras necesidades. Aparentemente la inundación no era lo más grave, el problema mayor fue la post-inundación. Se imaginarán momentos difíciles, para los pobladores campesinos, volviendo a empezar con el trabajo de la tierra y esperar la producción que tardó mucho tiempo.
Estas necesidades dejaron a muchas familias en pobreza extrema, siendo una de las primeras tareas del grupo Samaritano asistirlas. Posteriormente el grupo Samaritano continuó su trabajo fijándose en las familias desvalidas que son de bajos recursos en nuestra localidad y que hoy estamos atendiendo.
Dentro del grupo Samaritano soy un servidor como cualquier otro compañero que apoyo en las diferentes actividades dentro de la iglesia. Dentro del grupo me desempeño en la comisión de formador, como también en la responsabilidad de hacer llegar presentes a los adultos mayores y familias elegidas en época de navidad y otras fiestas. Dentro del grupo Samaritano pienso que, permaneciendo de manera regular, mi aporte es ser voluntario con vocación de servicio. Creo que más recibo de lo que aporto; porque recibo más bendiciones, sonrisas honestas de los beneficiados, rostros de agradecimiento y, sobre todo, la satisfacción de servir.
La vida sin horizonte, no tiene motivos. Es gratificante estar presente y compartir momentos con personas que no conoces y ver expresiones de agradecimiento, que nutren la razón de ser samaritano. El llegar a ser voluntario Samaritano me enseñó a ser solidario y consecuente.
En verdad falta mucho que recorrer. Necesitamos salir fuera del ámbito de la ciudad de Contamana para poder apoyar a más familias, sobre todo a niños, adolescentes y ancianos, que sufren de abandono.
Quiero terminar agradeciendo el interés que ponen en nosotros, la Asociación de Amigos para la Misión Franciscana Del Ucayali – Contamana, particularmente al Dr. Juan José, que tuve la dicha de estar cerca y viajar juntos en la Campaña Medica desarrollado en el 2011 por diferentes caseríos de nuestra vasta provincia de Ucayali. A los miembros de la asociación desearles muchos éxitos y para bienes en esta noble misión, que Dios los proteja y les colme de bendiciones y los conserve con buena salud.
Mencionando que mi deseo para el grupo de voluntarios samaritanos, nos mantengamos firmes en los principios y valores, que perdure en el tiempo y con mayor número de voluntarios.
José Reynaldo.